Que un niño te pegue puede ser muy desagradable y confuso. Puede que te preguntes qué has hecho para provocar este comportamiento, o que temas que tu hijo sea agresivo y te sientas inclinado a etiquetarle negativamente. En este artículo te explico un poco el origen del problema y cómo afrontarlo.
¿Qué puede provocar este comportamiento?
Entender por qué tu hijo es agresivo es el primer paso para encontrar una solución. Ver las cosas desde el punto de vista de tu hijo puede ayudarte mucho a mantener el control sobre ti mismo.
Para empezar, debes saber que detrás de los golpes y la agresividad se esconde el miedo. Tu hijo simplemente tiene miedo de algo; es una emoción natural. Los niños no tienen nuestra inteligencia emocional y no saben gestionar sus emociones. Por eso estamos aquí para ayudarles a entender lo que les pasa y enseñarles a gestionar sus emociones de forma sana. Así que empieza por intentar averiguar qué puede estar causando el miedo. ¿Te has mudado a otra casa? ¿Cuándo suele ocurrir? ¿Suele ocurrir por la noche? Tienes una nueva canguro, etc… y ten paciencia mientras intentas guiar a tu hijo para que desaprenda este comportamiento inaceptable. ¿Por qué pega?
¿Cómo se gestiona la situación?
En primer lugar, hay que tener calma y paciencia para afrontar la situación. Nadie resolverá el problema reaccionando a la agresión con un comportamiento agresivo. Si tienes dificultades en este punto y sientes que te estás volviendo impaciente e impulsivo, tómate un momento para reconocer tus sentimientos.
Después, busca inmediatamente la manera de calmarte, respira hondo, cuenta hasta diez, recuerda que se trata sólo de una fase y, sobre todo, que necesita tu ayuda. Responde con comprensión y empatía, abrázale, acaricia sus manitas y pronto se calmará contigo. De este modo, ambos encontraréis la manera de dejar salir vuestras emociones. Los niños siempre deben poder expresarse en casa. Si necesita gritar o pegar a sus juguetes, déjale. Luego, si le dices que no o se lo prohíbes, no conocerá otra forma de liberar sus emociones y quizá acabe teniendo malas alternativas. Puede hacerse daño o pegar a otras personas. Entonces, haz actividades que le gusten y que sean una buena forma de expresar sus emociones, como dibujar, todo tipo de actividades deportivas, música, lectura, juegos, etc.
Dé tiempo a su hijo
Por último, el cambio no se produce de la noche a la mañana. Llevará tiempo que tu hijo aprenda esta forma nueva y sana de dejar de lado el miedo y la ira. Aunque parezca que el problema ya se ha resuelto, prepárate para algún golpe sorpresa. Sin embargo, vas por buen camino si esto ocurre con menos frecuencia. Así que sé coherente. A veces a los niños les gusta experimentar, pero si la respuesta es la misma, no necesitarán volver a hacer estos pequeños experimentos más adelante.
Testimonio escrito por Elena Chapkanovska, au pair en Butrfly. 👩